Treinta, suena hasta duro, treinta. Unas veces te pones a recordar y antes de ayer solo tenías veinti…pico y salías casi cada día, da igual que trabajaras, podías hacerlo, ahora no, las resacas son más duras y no duran una mañana, por no hacer cuentas de lo mal que te sienta casi cualquier cosa, “nos hacemos viejos”, se comenta en mi círculo. Pero no es cierto, seamos optimistas por una vez, tengo casi la vida que me he ido labrando, pareja y un sitio donde vivir, mi coche y hasta un perro, quien lo diría. Pero es lo que hay, es mi edad y es lo que tengo que asumir, los treinta, cada vez queda menos para la crisis de los 40 y sufrir cosas inexplicables que mis padres ya sufrieron una vez. Tengo incluso miedo de lo que pase o lo que pueda pasar, estoy demasiado asentado como para perder cosas y perderme otras tantas. Mejor sigo como estoy y sigo en mis treinta.